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Pareja de agentes secretos

Pareja de agentes secretos

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Introduction
Yo era el rey de los mercenarios y ocupaba el primer lugar en la lista de mercenarios. ¡En el mundo subterráneo, me llamaban el Dios de la Masacre! Poseía innumerables fortunas, pero anhelaba la vida ordinaria. Así que regresé a mi patria y fui a una cita a ciegas para conseguir una esposa. Para evitar a las buscadoras de oro, me disfrazé de pobre y casi todas las chicas me rechazaron. ¡Inesperadamente, una belleza me eligió para ser su esposo y me pidió que me casara AHORA MISMO! Esta nena estaba tan atractiva. Así que estuve de acuerdo con ella de inmediato. Sin embargo, después de que nos casamos, no me permitió besarla, ni tocarla. ¡Ni siquiera tengo su número! Vaya, ¿por qué se casó conmigo? "La próxima vez que nos veamos será cuando nos divorciemos", dijo ella y se fue. La perseguí y encontré sorprendentemente el secreto de mi esposa recién casada...
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Chapter

"¿Tienes una casa o un auto?"

"Por ahora no tengo nada porque acabo de regresar del extranjero".

"¿Tienes alguna inversión?"

"Todavía no y es por la misma razón".

"Entonces, Sr. recién-llegado-del-extranjero, ¿Dónde trabaja?"

"Aun estoy buscando trabajo".

"Creo que ya hemos terminado de conversar".

“......”

A las dos de la tarde el sol calentaba el suelo mientras las cigarras se movían haciendo un ligero ruido en las ramas.

Richard Lopez dio una media sonrisa cuando miró al parque de citas a ciegas lleno de gente, sacó un teléfono de su bolsillo y marcó al único número que estaba guardado en sus contactos.

"Quiana, ¿qué es todo esto? Sí, te dije que quería vivir una vida normal, pero no así. Esto es demasiado ridículo. ¿Sabes lo que me preguntaron esas chicas? Si tengo autos o casas y cuando dije que no, ¿puedes imaginarte la expresión que hicieron? ¡Literalmente me miraron como si no valiera nada!", expresó y una fuerte risa sonó del otro lado del teléfono.

"¡Idi*ta! ¿Qué te dije? No puedes culparlas por lo que hicieron, ¿de acuerdo? ¿Tendrías una amistad con alguien sin hogar que no tiene nada más que un par de manos y un palo en los pantalones?", respondió una voz sensual y encantadora al otro lado del teléfono.

"Ahora, escúchame. Conoce más gente y diles la verdad cuando te pregunten. A las chicas aquí en Oseas les gustan las personas honestas".

"¿Decirles la verdad? ¿Estás segura?", cuestionó Richard frunciendo el ceño.

"¡Claro! Las chicas mostrarán interés si eres honesto, así que contrólate, ¿de acuerdo? ¡Diles la verdad, pero no toda! Eso es todo, tengo que colgar ahora", respondió y colgó el teléfono.

"M*ldita Quiana, me tomarán como loco si les digo la verdad", maldijo Richard mirando el teléfono.

Él era el rey de los mercenarios que ocupaba el primer lugar en la lista y en el mundo clandestino lo llamaban el Dios de la Masacre.

Sin embargo, la carrera de mercenario fue realmente agotadora y ni hablar de lo que pasó... Porque si fuera por Quiana, ya habría comenzado una masacre.

Ahora solo quería experimentar este mundo fascinante sin saber lo que realmente le esperaba.

"M*ldit* sea, quiero pasar desapercibido. ¿Por qué es tan difícil?", justo cuando Richard pensó que esta cita a ciegas no era más que una broma arreglada por Quiana, una voz suave y agradable se escuchó detrás de él.

"Hola, hola, me llamo Eunice Evans. ¿Ya encontraste a alguien?"

Richard volteó para verla y sintió que su corazón latía más rápido que nunca.

Ella tenía unas finas y arqueadas cejas, unos ojos grandes y llorosos, un perfil nasal prominente, labios rojos, cabello rizado ondulado seductor y encantador, con una esbelta figura... Si tuviera que calificarla, sería un 9, si no 10.

Lo que más asombró a Richard fue el busto de esta chica, que estaba a punto de salirse de su camisa y eso era exactamente lo que le gustaba de una mujer.

"Sí... ¿Qué? ¡No! Para nada".

"¿Por qué no vamos allá y conversamos un poco?", sugirió Eunice caminando con elegancia mientras miraba a Richard.

Aunque el tipo vestía ropa barata, tenía unas afiladas cejas y ojos brillosos. Su apariencia lucía como el de los actores coreanos en un dorama, además medía más de 1.82 metros y el cuerpo fuerte lo hacía verse atractivo.

A Eunice no le gustaría casarse con ese idi*ta que su padre quería, así que tenía que encontrar a alguien aquí y esperaba que el hombre frente a ella no solo estaba pensando en s*xo como este tipo.

Se sentaron frente a frente en una mesa de madera.

Luego de saludarse y comportarse como una mujer normal, Eunice fue directa al grano preguntando: "¿Tienes una casa?"

Richard quería mantener un perfil bajo, pero se le ocurrió una idea que lo hizo cambiar de opinión.

Y aunque pensó que era muy encantador, concluyó que era muy sospechoso que una mujer tan hermosa acudiera a él por iniciativa propia, así que le respondió de una manera que nunca antes había hecho.

"Tengo ocho villas en Europa y cinco en América, pero no he comprado ninguna casa en Oseas", mencionó con seriedad y Eunice se quedó atónita.

"¿Qué? ¿Por qué no dices que también tienes casa en Marte y Júpiter?", pensó ella. 

 "Si tuvieras esa cantidad de dinero, ¿Por qué vendrías a un lugar como este?"

Eunice asintió con calma y continuó preguntando: "¿Tienes un auto?"

"¡Sí! Están todos en mi villa y casi nunca los conduzco porque son muy llamativos. También tengo tanques y aviones, pero solo los uso para mi trabajo", respondió él y la expresión de Eunice cambió ligeramente.

Sin embargo, ella tenía una peculiar identidad y mucha experiencia para mantener la compostura incluso cuando el tipo que tenía enfrente estaba presumiendo de sí mismo.

"¿En serio? Pensé que eras alguien que tenía algunos trucos bajo la manga. Entonces, ¿Tienes inversiones? Porque a juzgar por las propiedades que tienes, debes ser miembro de la realeza, ¿no?"

"No me hagas hablar de inversiones porque no sé cuánto hay, ya que es mi hermana quien las maneja. Pero diría que debe haber alrededor de 100 millones de dólares.

"¿100 millones? ¿Dólares? Sí, claro, ¿no? ¡M*ldit* mentiroso!", pensó Eunice para sí misma.

Eunice se quedó sin palabras por lo desvergonzado que era este tipo y su expresión cambió un poco por la cólera que sentía.

"Entonces, ¿Qué hiciste antes de regresar a Oseas y qué harás ahora?", realizó pacientemente la última pregunta.

"Mi anterior trabajo... Bueno, he estado vagando por el mundo todo el año mientras que alguien esté dispuesto a pagar lo suficiente, hago lo que me piden. Así que supongo que soy una especie de mercenario, pero no cualquiera, sino el mercenario. Te contaré un pequeño secreto, solo prométeme que no le dirás a nadie, ¿de acuerdo?"

"Las personas suelen llamarme... ¡Dios de la Masacre!"

"Pero me cansé de ese tipo de vida, así que ahora pretendo encontrar un trabajo formal con el que pueda poner comida en la mesa y leche en el refrigerador. Eso es todo lo que quiero".

Eunice miró fijamente a Richard y tras unos segundos empezó a reírse.

"Wow, ¿De verdad? ¿No eres tan encantador entonces? A cambio, también te contaré un pequeño secreto. Soy la líder de los espías más prestigiosos y poderosos de Oseas. ¡Mantenlo como un secreto, por favor! A mi me gusta mantener un perfil bajo, igual que a ti".

"¡Jajaja!"

"¡M*ldita sea si no me gusta esta chica!"

"¡Supongo que no fue una pérdida de tiempo venir aquí!"